La magia no siempre sale de una varita, también se pueden hacer conjuros en la ducha.
Una vez que estés en la ducha deja que el agua caliente moje la piel, después coge una buena cantidad y exfolia el cuerpo. Para acabar enjuaga y descubre una suavidad hechizante.
El aceite de anís, reconfortante y estimulante, se une a la sal marina fina y a las sales epsom para exfoliar y suavizar la piel; mientras que las infusiones de romero fresco y salvia limpian y tonifican. Aclara la piel y deja que ocurra la magia con este hechizo de cristales de mentol y aceite hierbabuena.
